Coleccionista de Estados Unidos subastó tres millones de discos

Foto: Archivo particular

En su salsa, Paul Mawhinney, rodeado de cientos de miles de discos. Una colección de cuatro décadas.

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Durante cuatro décadas, Paul Mawhinney compró todos los vinilos que pudo porque creía que alguien tenía que preservar la música.

De 68 años, radicado en Pittsburgh (Estados Unidos), pensó un día que la música se perdía cuando dejaba de sonar en la radio y que era necesario guardarla. La semana pasada puso todo a la venta en el sitio web de subastas eBay, con la condición de que le compraran todo el paquete o nada. El pasado jueves concretó la venta. "He estado haciendo esta colección por mucho tiempo, la abrí en 1967 -explicó Mawhinney a EL TIEMPO, horas después de realizar la transacción con un desconocido comprador irlandés-, recibiendo miles y miles de discos, y todos estos años me dediqué a catalogar". Su trabajo, que además de tiempo requirió de una inversión muy superior a la de la venta, fue la base para la publicación de la guía Music Master, un libro que sirve de referencia a historiadores, coleccionistas y casas discográficas. A los tres millones de vinilos (de 33, 16, 45 y 78 revoluciones por minuto) se agregan 300.000 discos compactos. Según él, con todos los géneros. La venta se concretó en poco más de 3 millones de dólares, es decir, casi a un dólar la unidad. Lo insólito es que dentro de la colección hay piezas únicas avaluadas hasta en 10.000 dólares: "Tenía un disco de los Rolling Stones que nunca salió al mercado, un promocional que solo circuló para algunas emisoras de FM", aseguró.

¿Por qué venderlos? Además, tiene los primeros sencillos en 45 rpm que Elvis Presley sacó con el sello Sun Label. Cada uno cuesta entre 2.000 y 6.000 dólares. "Y todo eso se fue, no me quedé con ninguno... les saqué copia en CD, pero este trabajo ya se acabó", afirmó. Cuando llegó a los 160.000 discos, Mawhinney tuvo que tomar la decisión de sacarlos de la casa y arrendar una bodega, pues su esposa le puso el ultimátum. Desde entonces, apoyó su faraónica misión con su tienda Record Rama. Pero recientemente, su salud ya no fue la misma. Y entonces el gran coleccionista, la Biblia viva del melómano, decidió descansar, estar con su esposa (porque tiene familia), tres hijos y cinco nietos: "Todo esto se debe a que quiero retirarme".




No quiere saber nada de MP3 Mawhinney espera que el comprador, de identidad desconocida, funde alguna especie de museo en Irlanda con este material. La condición era que no terminara en manos de alguien que no valorara lo que compraba. "Muchas de esas grabaciones nunca van a salir en CD o ningún otro formato", dijo el coleccionista. Según sus cálculos, en esos discos hay seis millones de canciones. Para haberlas escuchado al menos una vez en la vida y si en promedio una canción dura tres minutos, habría requerido 34 años... sin contar el tiempo de ir a buscar el disco y ponerlo en la tornamesa. Sin embargo, Mawhinney dice: "Conozco bien casi todo lo que tengo y aun así he estado comprando discos todos los días". Acerca de qué es mejor, si los vinilos o los CD, comentó que el mejor formato conocido es el EP de 45 revoluciones: "De esos tenía un millón y medio". Pero eso sí, no se le puede mencionar el término MP3: "¡No tengo MP3, nunca los tendré y no me importan! Ese formato corta los tonos altos, los bajos y comprimen todo lo que queda. Eso es como hacerle una autopsia a la canción". Mawhinney dijo que estará disponible como asesor para casas discográficas pero que pretende no comprar un disco más. Falta ver cuánto durará en su propósito. CARLOS SOLANO CULTURA Y ENTRETENIMIENTO